A pocos días de la segunda vuelta electoral en Chile, crece el entusiasmo militante, principalmente el de las fuerzas de izquierda agrupadas en la Nueva Mayoría que encabeza la candidata ganadora en primera vuelta Michelle Bachelet.
Por Horacio Aizicovich, Dirigente Psol - Provincia de Buenos Aires
El entusiasmo por izquierda viene de la mano de la gran novedad que significa la amplia participación juvenil en la política chilena y en las fervorosas jornadas estudiantiles por una educación más democrática y accesible al conjunto de la población, luchas en las que se destacaron las dirigentes universitarias Camila Vallejos y Karol Cariola, hoy diputadas electas.
Otro elemento que resulta imprescindible registrar es la decisión, ampliamente debatida en el seno de la organización, del Partido Comunista, partido político que en ese país tiene un importante caudal electoral, de acompañar a Michelle Bachelet y de formar parte del nuevo espacio que dejara atrás la vieja Concertación, le significó un rol fundamental en la campaña y en la conformación del programa de transformaciones (50 medidas) que apunta a generar el cambio estructural que tanto demanda la sociedad del país hermano y su definitiva integración a la nueva realidad emancipadora latinoamericana.
En Chile, los jóvenes militantes están tomando las calles para convencer a la población de la necesidad trascendente de concurrir a votar, para romper con la trampa del pinochetismo, que reguló la participación a través del voto voluntario, y abrir los cauces hacia una participación masiva saliendo al cruce de la idea -instalada por los medios masivos de comunicación- que Michelle ya ganó y no importa por cuánto. La convocatoria a concurrir a las urnas también tiene el objetivo de generar conciencia sobre lo fundamental que resulta la participación y el compromiso con el cumplimiento del programa propuesto por Nueva Mayoría a la sociedad chilena.
Un dato relevante de las elecciones del 17-11 es que la franja etaria de entre 30 y 45 años resultó el segmento que menos votó. Es la franja constituida por “los hijos del Golpe pinochetista”.
Contra esa despolitización de los más influenciados por el sistema hiperindividualista y mercantilizado que se instauró durante la dictadura cívico militar en Chile, contra el temor al cambio y contra el blindaje mediático, el desafío en la recta final hacia el 15-12 es llegar a aquellos sectores sociales que aun no tuvieron oportunidad de conocer el mensaje programático de transformaciones que impulsa Bachelet.
Es necesario que la ciudadanía chilena pueda ver con más claridad la real confrontación entre actual modelo de Gobierno y uno alternativo, que propone cambios verdaderos.
El programa de la Nueva Mayoría tiene un doble mérito: por un lado, justicia social y reparación de las viejas deudas históricas con el pueblo chileno. Por el otro, dinamismo no gradualista, porque se plantea como alternativa no solo lo posible sino esencialmente todo aquello que profundice la justicia social y la democracia participativa.