Por Carlos Grande
El gobierno de la Provincia de Buenos Aires dio esta semana otro paso para reparar la inmensa deuda social acumulada en los últimos años con gran parte de sus habitantes, al poner en funciones a las nuevas autoridades de ABSA (Aguas Bonaerenses S.A.), encabezadas por el especialista en empresas públicas Germán Ciucci.
La compañía atiende el servicio de agua y cloacas en 79 localidades y 52 municipios de la Provincia, con más de 786 mil usuarios (2,5 millones de beneficiarios), y tiene el desafío de revertir un largo período de desinversión, al punto que en los últimos cuatro años no se concretaron nuevas conexiones.
El Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos de la Provincia está llevando a cabo un pormenorizado análisis sobre las causas de la desatención de ese servicio básico durante el gobierno de María Eugenia Vidal, con serias consecuencias para la salud y la calidad de vida en las villas, barrios y ciudades provinciales.
El déficit en la materia (aguas turbias, poca presión, cortes totales o parciales del servicio) se encuadró en el severo plan de ajuste en el territorio bonaerense y en la Nación, y desaprovechó el financiamiento disponible de organismos internacionales por más de US$ 1.550 millones, cuya ejecución alcanzó solamente un 6%, según denunciaron las actuales autoridades de La Plata.
ABSA fue creada en 2002 con el 90% de su capital en manos del Estado provincial, mientras el 10% restante es controlado por sus trabajadores a través del gremio Sosba (Sindicato de Obras Sanitarias de Buenos Aires).
La empresa administra hoy 22 plantas potabilizadoras, 79 plantas depuradoras y mantiene casi 1.300 perforaciones en servicio, y entre sus múltiples retos se cuenta la ampliación de acueductos y redes de distribución, además de la construcción de la planta potabilizadora para La Plata, Berisso y Ensenada, que según Sosba necesita un bombeo de 30 mil metros cúbicos de agua por día cuando en la actualidad es de sólo 12 mil.