Por Carlos Grande, Presidente del Partido Solidario de la Provincia de Buenos Aires, integrante del Frente de Todos
Avanzar hacia la reestructuración de la deuda en moneda extranjera, tal como decidió el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, es el camino para evitar que la trampa financiera diseñada por María Eugenia Vidal -y el ex presidente Mauricio Macri- se descargue con toda su dureza sobre los y las bonaerenses, en especial los de menos recursos.
El gobernador Axel Kicillof evitó caer en el default, en una actitud responsable frente a la reticencia de fondos de inversión especulativos, que impidió postergar los pagos de capital del vencimiento de fines de enero. Esos fondos engrosaron así sus ganancias al aprovechar la irracional mega emisión de bonos montada por Cambiemos en 2015-19.
La anterior administración les dejó a los habitantes de la Provincia una deuda insostenible, con vencimientos y montos que la hacen impagable. En cuatro años se emitieron más de US$ 5.000 millones, el doble que en los ocho años anteriores, de los cuales el 94% vence entre 2020 y 2023.
Durante la gestión de Vidal, y de su ex ministro Hernán Lacunza, los compromisos se quintuplicaron medidos en pesos y la Provincia debería destinar el 15% de su Presupuesto anual para pagar los $ 220.000 millones de vencimientos de 2020. Esa suma representaría un esfuerzo de casi $ 13.000 para cada habitante bonaerense.
Semejante sacrificio es el que proponen los legisladores de Juntos por el Cambio, que se permiten instar al pago sin demoras a los acreedores sin considerar el daño que ello causa a la economía provincial y a la enorme mayoría de su población.
La oposición, como se ve, preferiría mantener la asfixia financiera del Gobierno de la Provincia y perpetuar así la recesión y la emergencia social, sanitaria, habitacional y de infraestructura, en un marco de desempleo, pobreza y hambre crecientes. Ese rumbo es el que está siendo corregido por nuestro Frente de Todos para encarar las transformaciones más urgentes.